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La doble moral en la crítica de  "lo huachafo"

El problema de la arquitectura peruana

“El Perú ha perdido capacidad absoluta de hacer ciudad. Si se viera al Perú desde el cielo, se vería un centro urbano más o menos consolidado y un cinturón barrial feroz en términos de condiciones humanas. Mientras más grande la ciudad, más grande el basural, ríos contaminados, desprotección total del territorio. El problema es que en el Perú desde el punto de vista general hay un sistema informal absolutamente consolidado contra el cual nadie puede”.

(Arq. Javier Sota Nadal, 2014, Presentación del Libro Tradición y Modernidad en la Arquitectura del Valle del Mantaro)

Publicado: 2018-11-17

La idea de escribir este post surgió con la contoversia que generó la exposicón sobre la arquitectura huachafa. No tiene como finalidad defender el término " huachafo" ni cualquier postura discriminatoria. Antes de empezar, también quiero aclarar que soy nieta de migrantes. Mis abuelos llegaron a Lima a temprana edad y salieron adelante a base de esfuerzo. Esta aclaración me parece importante, porque este tema ha sido tomado como un insulto al esfuerzo de los migrantes y sus familias.

El problema de la arquitectura peruana es que  no está cumpliendo su rol como un elemento de cohesión nacional; es decir, como un elemento con el que nos identiquemos todos, que sea parte de nuestra identidad nacional como lo es la gastronomía o el fútbol. Si bien es cierto que nos identificamos con la arquitectura histórica como Macchu Picchu o Chan Chan que son un legado importante, no tenemos ni hemos creado un legado arquitectónico que nos identifique despúes. Brasil y México son un ejemplo de ello. En Brasil, Niemeyer plasma características de la cultura de su país en sus obras arquitectónicas. De la misma manera, Barragán es figura importante e influyente dentro de la arquitectura mexicana. No hay mexicano o brasileño que no conozca sobre ellos, porque es parte de su identidad. Nosotros no sentimos lo mismo y se refleja en el poco cuidado de nuestro patrimonio arquitectónico. Con esto no solo me refiero a obras como las casonas de la Plaza 2 de Mayo o el edificio Giacoletti, recientemente incendiado; sino, también, a obras modernas como el cine Tauro o el edificio del Ministerio de Educación.

En el Perú, la arquitectura ha servido como un elemento diferenciador que se ha desarrollado dándole la espalda a lo que considera la "Lima informal". No ha logrado cerrar este brecha, aún cuando ha intentado hacerlo a través de proyectos de arquitectura social como PREVI. Esto se debe a que no hay apoyo del Estado para este tipo de iniciativas desde el tiempo de Belaunde.

La arquitectura "huachafa" forma parte de la historia arquitectónica del país. Es característica de los primeros migrantes que vinieron a Lima y fueron contruyendo sus casas. Estas viviendas tuvieron poca o nada de asesoría de ningún profesional, ya sea arquitecto o ingeniero. La doble moral de la defensa de la arquitectura "huachafa" reside en que condenamos el término, porque es peyorativo y profundamente discriminatorio con el esfuerzo que ha conllevado la construcción de las viviendas. No obstante, cuando suceden sismos o terremotos, condenamos la construcción de estas viviendas por ser precarias y peligrosas. Son las primeras en derrumbarse, porque no tienen una estructura sólida. La informalidad es una realidad del país que no se puede negar. Tampoco podemos estar ciegos ante esto.

Lima es una ciudad bastante compleja. No hay respuestas simples ante este tema, pero tampoco podemos condenar o brindar opiniones sin saber el contexto en el que se dan los sucesos o por lo menos, informarmos algo sobre la arquitectura en el país. Los arquitectos peruanos no logran conectar con las personas a través de sus obras y esta situación ha sido consecuencia de eso. El conocimiento sobre estos temas no debe estar reducido solo a un grupo, porque es parte de la identidad de todos. Si es cierto que la discriminación y el racismo son problemas latentes de nuestra sociedad que explotan en cualquier momento. También existe una doble moral en esto, porque si bien ahora condenamos el uso del término "huachafo", cuando nos referimos a otros temas como el de los "amixers",no dudamos en usarlo. Lo resaltante de esto es que, más allá de la controversia, ha dejado en evidencia lo fragmentada que está nuestra sociedad, pero, a su misma vez, hay más consciencia. Si es cierto que ya no nos quedamos callados ante cualquier situación de discriminación. Condenamos estas prácticas, pero cualquier opinión que demos, también, requiere de tener conocimiento previos para que sea sólida. No debemos dejarnos llevar solo por prejuicios. La discriminación no se da en un solo sentido, viene de los dos lados.








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